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Sim Earth: The Living Planet (1990)

La sorprendente buena aceptación que tuvo en su día Sim City, hizo ver a Maxis que estaba ante la gallina de los huevos de oro, sobre todo teniendo en cuenta que era una empresa desarrolladora debutante. Así que Will Wright manos a la obra para explotar el concepto de Sim City en otros ámbitos, lo que daría una interminable serie de títulos «Sim», de los cuales, el primer asalto sería con Sim Earth: The Living Planet, donde la simulación sería a nivel global.

Pero al contrario de lo que pudiese parecer en un principio, Sim Earth no está basado en el control y desarrollo de la civilización humana en el planeta. El título toma como referencia la Hipótesis de Gaia de James Lovelock (que, precisamente, ayudaría en el diseño del juego e incluso escribiría una pequeña introducción para el mismo), por lo que controlamos al planeta en sí como si fuera un gran organismo, teniendo que tener en cuenta cosas como la atmósfera, la evolución de los microorganismos, la temperatura, las formas de vida que se encuentren en él, etc… todo para que nuestro planeta evolucione correctamente.

Todo esto hace que el videojuego no tenga una meta clara, simplemente tendremos que ver como evoluciona nuestro planeta en los 10 billones de años de vida donde se desarrolla el juego. Esa cifra no está cogida de forma aleatoria, ya que es cuando se calcula que el Sol se convertirá en una Gigante Roja y hara desaparecer la vida del planeta.

El control del juego queda bastante simplificado con el uso de distintos paneles donde controlamos la atmósfera (formación de nubes, intensidad del sol…), la geosfera (actividad volcánica, la erosión, y el movimiento de las placas tectónicas), la biosfera, así como el control de las diversas formas de vida. También encontraremos en el juego desastres naturales que podrán cambiar el sino de nuestra particular evolución.

La falta de objetivos claros y la gran diversidad de áreas a controlar, hacen que Sim Earth sea un título más duro que su predecesor y no apto para jugadores que no sean fanáticos de la saga. De hecho, muchas son las opiniones que no consideran a Sim Earth como un videojuego, sino como un simulador para comprender y estudiar la evolución de la Tierra.

Como supondréis, Sim Earth no llegó ni por asomo a las cifras de ventas de Sim City, pero fue un experimento estupendo para ver las posibilidades que tenía la saga y que se desarrollarían posteriormente. Sin duda, éste sería el primer paso para el desarrollo del subgénero y un título estudiado por desarrolladores de videojuegos actuales como puede ser Spore.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Laura Bow: The Dagger of Amon-Ra (1992)

Aunque no sea una de las sagas más exitosas de Sierra, lo cierto es que The Colonel’s Bequest conseguiría una serie de seguidores lo suficientemente importante como para justificar el lanzamiento de una segunda entrega en 1992 con Laura Bow: The Dagger of Amon-Ra, de forma exclusiva para PC (con versiones para MS-DOS y Windows 3.X). Aunque el videojuego contaba con la presentación y apoyo de Roberta Williams (autora de la primera entrega y de muchos de los grandes títulos de aventura de la compañía), su implicación fue meramente testimonial y actuó como consultora creativa, ya que el proyecto sería escrito y programado por por Bruce Balfour.

La historia se localiza en 1926, años después de los sucesos del primer juego, y nos encontramos con una Laura Bow recién graduada en periodismo en su primer día en la redacción del New York Daily Tribune. Su primer trabajo será el de cubrir un acto benéfico que se producirá en uno de los museos de la ciudad, donde se va a inaugurar una exposición sobre Egipto. Lo que parecía un reportaje simple se complica cuando, de repente, uno de los invitados a la fiesta es asesinado. Todos los invitados quedan encerrados en el museo y van cayendo poco a poco a manos del asesino; Laura tendrá que encontrarlo antes de que ella sea la víctima.

El sistema de juego es el típico «point & click» de la época, pero con un SCI mejorado respecto a la primera entrega, de tal manera que ahora nos encontramos con un sistema de iconos que hace más intuitivo la ejecución de acciones de la protagonista. En este título hay que ser extremadamente minucioso a la hora de recabar pistas y explorarlo todo, ya que el descubrimiento del culpable de los asesinatos dependerá de una serie de preguntas que nos planteará el juego sobre los hechos ocurridos y, de no acertar, veremos el final «malo» del juego.

El trabajo artístico del juego es muy interesante, con una gran ambientación en el Nueva York de los años 20. Esta ambientación viene apoyada por el habitual uso de grandes planos, lo que permitió a los responsables artísticos recrearse en el diseño de los escenarios. Pero también en los planos cortos nos encontramos con un buen trabajo de diseño, de un corte más realista que otras aventuras gráficas de la época, sobre todo en el caso de los personajes. Precisamente, una curiosidad viene asociada a Laura Bow, cuyo diseño estaba inspirad por la recepcionista de Sierra de aquella época. Por último, cabe destacar el doblaje que incluía la versión CD-Rom del juego.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Arkanoid: Revenge of Doh (1987)

El extraordinario éxito que tendría Arkanoid provocaría que Taito no tardara mucho en preparar una secuela (sin tener en cuenta Arkanoid Tournament, que desarrollaría poco después del lanzamiento del título original) y un año más tarde llegaría a los salones recreativos Arkanoid: Revenge of Doh, distribuido por Romstar. El videojuego tendría una cogida tan buena, o mejor que el original, y no faltarían las versiones para dispositivos domésticos, muchas de ellas desarrolladas por Ocean Software (o su subsidiaria Imagine): Amstrad CPC, Atari ST, Commodore 64, Commodore Amiga, MSX, PC, ZX Spectrum y Apple IIGS.

Nuestro misterioso enemigo, Doh, ha vuelto dispuesto a acabar con la nave Vaus con unas inmensas ansias de venganza. Nuestra misión será tomar de nuevo los mandos de Vaus para afrontar los distintos retos que nos propone Doh. Arkanoid: Revenge of Doh consta de 64 niveles, aunque en una única partida podremos ver un máximo de 34, ya que al terminar cada nivel tendremos que elegir seguir por una de las compuertas que se nos abren a izquierda y a derecha, donde habrá un nivel distinto.

A grandes rasgos, el sistema de juego es igual al de la primera entrega: manejamos de horizontalmente la nave, sobre la que hacemos rebotar una pelota para destruir los distintos bloques que, ocasionalmente, desprenderán power-ups que pueden suponernos una ayuda o un lastre. Sin embargo existen ciertas diferencias, como la aparición de las «Warp Gates», que aparecen al recoger un power-up marcado con «B», de tal manera que se abrirán directamente las compuertas hacia los siguientes niveles sin necesidad de haber destruido todos los bloques de la fase actual. Por otro lado, los bloques plateados siguen necesitando varios impactos para destruirse pero, en esta ocasión, volverán a regenerarse a los pocos segundos dándole un plus de dificultad al título respecto a la primera entrega. Además, nos encontraremos con bloques móviles que cambiarán bruscamente la dirección y el sentido de la bola.

A nivel gráfico, a pesar de la simpleza del concepto del juego en sí, nos encontramos con unos escenarios y elementos interactivos mejorados, con unas texturas más suavizadas. Si bien esto no se nota en exceso en la versión arcade, en los lanzamientos domésticos si que se vislumbró un salto de calidad entre la primera entrega y ésta, con una paleta de colores mucho más variada que daba un mejor aspecto.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Sid Meier’s Colonization (1994)

Si queremos asociar al mítico Sid Meier a un videojuego que no sea Civilization, probablemente el título que se nos venga a la cabeza sea el que vamos a analizar en esta ocasión. Sid Meier’s Colonization fue desarrollado y distribuido en 1994 por MicroProse para PC, Amiga y Mac. El proyecto se encontraba dirigido por el propio Sid Meier y por Brian Reynolds, conocido por el desarrollo de aventuras gráficas como The Return of the Phantom o Dragonsphere

El concepto de juego es similar a la gran obra de Sid Meier, sin embargo, tiene planteamientos distintos de inicio. Mientras que en Sid Meier’s Civilization tenemos que desarrollar una civilización desde cero, en el juego que hoy nos ocupa tendremos que, al servicio de la Corona, conseguir poder expandir el poder del Reino, lo que hace que este juego esté mucho más enfocado a la microgestión.

Como parece lógico, el inicio de Sid Meier’s Colonization se marca en 1492 con el descubrimiento de América. Inicialmente, tendremos que elegir entre una de las cuatro potencias europeas de la época: España, Francia, Inglaterra u Holanda. Cada una de estas naciones tendrán sus propias características que definirán la partida; por ejemplo, mientras que los holandeses son grandes comerciantes, los españoles basan su expansión en la conquista.

El juego en sí comienza con dos de nuestras unidades dispuestas a encaminarse al desconocido Nuevo Mundo. De esta manera, según las vayamos moviendo iremos descubriendo nuevas zonas del mapa, hasta encontrar tierra firme. Podremos desarrollar la partida sobre un mapa «real», o bien, definir las características del terreno para tener que descubrir un Nuevo Mundo aleatorio.

Los primeros objetivos será establecer contactos con los nativos (ya sea diplomáticamente o a base de repartir leña), y empezar a establecer rutas comerciales y políticas con nuestro Reino. Pero esto esconde un objetivo final, que será el de declararnos independientes de nuestro Reino (entre otras cosas, para no pagar tributos), preparándonos contra los posibles ataques de nuestro «ex-rey».

Como hemos comentado antes, el videojuego se enfoca en la microgestión, por lo que tendremos muchos factores diferentes que controlar, convirtiéndose en uno de los videojuegos de estrategia por turnos más profundos. Tendremos que encontrar un equilibrio entre los bienes que sacamos de los nativos y las comodidades que les damos, para evitar revueltas. De esta manera, no solo tendremos que crear unidades militares, sino también misioneros y sacerdotes que «convenzan» a los nativos de las bondades de sus nuevos gobernantes.

A nivel gráfico, no supone un salto muy grande respecto a Civilization, lo que hace que en su época estuviese un poco desfasado. Esta circunstancia está disimulada por la inclusión de ciertos elementos gráficos intermedios para explicar ciertas situaciones, pero en la parte principal del juego nos encontraremos con un escenario muy similar a su predecesor. A nivel sonoro, si nos encontramos con un producto superior, con una banda sonora de gran calidad, que ayuda excelentemente a la ambientación del título.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Driver (1999)

Tras el éxito que obtuvo con Destruction Derby, la compañía británica Reflections Interactive volvería en 1999 a retomar el tema automovilístico con otro título que terminaría con gran éxito e iniciando una prolífica saga: Driver. El título fue publicado por GT Interactive para PlayStation, Game Boy Color, Mac y PC. Posteriormente, Gameloft haría su particular versión para terminales móviles y actualmente el juego se encuentra en el catálogo online de PlayStation Network.

El videojuego nos pone en la piel de Tanner, un detective de la policía de Nueva York que se caracteriza por una sorprendente habilidad a la hora de conducir vehículos automóviles. Su misión es la de intentar infiltrarse en una banda mafiosa, la cual le propone como prueba de entrada realizar un test de habilidades al volante. Una vez dentro, Tanner tendrá que ir realizando misiones para la banda en ciudades como Miami, San Francisco, Nueva York y Los Ángeles (además de Newcastle como contenido desbloqueable), con el fin de ascender en la jerarquía de la misma y poder desmantelarla desde dentro.

A la hora de practicar, tenemos a nuestra disposición diferentes modos: Practice; Carnage, causa el mayor daño posible; Dirt Track, competiciones contrarreloj; Pursuit, realizar una persecución; Survival, donde cuatro policías nos persiguen; y Drive About, un modo sin misión específica para hacernos con el manejo del coche. En el modo historia podemos decir que Driver tiene un sistema de juego similar a Grand Theft Auto, pero dándole una mayor relevancia a las escenas de conducción. De esta manera, tendremos que ir a distintos puntos de las ciudades a realizar la misión encomendada. Todo esto, aderezado con todo tipo de trucos y piruetas que podemos realizar con los vehículos.

Sin embargo, a nivel gráfico se parece más al estilo que traería un año más tarde el tercer título de la saga de Rockstar. Un entorno totalmente tridimensional, con una ciudad bien plagada de detalles y una cantidad de tráfico muy considerable. Además, el juego cuenta con un modo «El montaje del director», de tal manera que podremos repartir diversas cámaras por la ciudad para ver las repeticiones de nuestras mejoras acciones, en un claro homenaje a las películas policíacas de las décadas 60 y 70.

El título fue muy bien acogido por crítica y público, lo que provocaría el inicio de una larga saga que, sin embargo, se ha ido desinflando poco a poco. En 2000 se lanzaría Driver: The Wheelman is back y en 2004 Driv3r, un título bastante maltratado por la crítica. Se intentaría volver a levantar el vuelo en 2006 con Driver: Parallel Lines, el más violento de la saga en un intento de vuelta a los orígenes y, aunque mejoraría a la tercera entrega, no llegaría a funcionar. En 2007 aparecería una entrega para PSP bajo el título de Driver 76, ambientado en dicho año, pero que fue bastante criticado por su escasa duración y su guión desangelado.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Galería de los horrores I: Rise of the Robots

Inauguramos una nueva sección en la que se pretende remover los recuerdos, pero no precisamente los más positivos, recordar aquellos juegos que no fueron conocidos por su excelencia, sino más bien por lo contrario. Muchos podrían pensar que eso es sinónimo de desconocidos, pero no es así, la baja calidad de algunos títulos no ha tenido como consecuencia unas bajas ventas y, sobre todo, en falta de marketing. Eso es lo que se conoce como fenómeno hype y el título que hoy nos ocupa es un gran ejemplo de esto: Rise of the Robots.

Antes que nada tenemos que situarnos, nos encontramos en 1994 con los juegos de lucha en pleno auge gracias al efecto producido por la popularidad de Street Fighter II. Por otro lado, los ordenadores personales y videoconsolas empiezan a popularizarse en masa en la mayoría de hogares y cada vez tienen una mayor capacidad tecnológica. Aunando esos dos conceptos es como nace Rise of the Robots de la mano de Mirage Studios y distribuido por Time Warner para 3DO, Amiga (500/1200/4000), Amiga CD32, Arcade, CD-i, PC, Game Gear, Mega Drive/Genesis y SNES.

Durante la fase previa a su lanzamiento (y en algunas ocasiones después), la prensa especializada no se cansaría en alabar las excelencias tecnológicas del juego. El uso de modelados en tres dimensiones y de escenas de vídeo coparon toda la información del juego, dejando lo importante de lado. Porque es cierto que en las versiones de 32 bits tenía unos gráficos impresionantes para la época (aunque las animaciones dejaban bastante que desear, pero es un juego tremendamente aburrido y bastante injugable. Por otro lado, se destacaría la colaboración de Brian May (guitarrista de Queen) en la banda sonora, si bien su colaboración se limitaría a un par de acordes de guitarra en la sección de opciones del juego, no habiendo música en ningún otro momento (y sí un desagradable beep al aparecer el texto. Al parecer esto se debió a desaveniencias con EMI, discográfica de May, pero el marketing al respecto no se dudo en hacer.

En lo que se refiere al juego, en el modo de un jugador no podemos elegir el robot para combatir (en el modo dos jugadores el primero tendrá que usar este también obligatoriamente), por lo que tendremos que usar el cyborg protagonista para acabar con los seis robots rivales. Como os imaginaréis, seis rivales no da para mucha vida del juego y mucho menos si podemos ganar todos los combates con cierta facilidad usando exclusivamente la patada voladora. Tampoco hay muchas opciones más, puesto que solo existe un botón que pulsar en el ataque. La solución de los desarrolladores fue hacernos pasar dos veces por los mismos contendientes para poder terminar el juego, aumentando un nivel de dificultad en la segunda vuelta. Por otro lado, el escenario es estático por lo que solo tendremos lo que se ve al inicio del nivel como terreno de combate.

A los pocos minutos de haber empezado a jugar, los incautos que se hicieron con una copia se dieron cuenta de la tomadura de pelo que habían sufrido (no sólo comparándolo con un juego de lucha, sino con cualquier título de la época de cualquier género). Sin embargo, mucha crítica especializada no varió un ápice su opinión e incluso pudieron verse notas por encima de 90%. Por suerte, algunos redactores hicieron lo que pudieron avisando de lo que nos esperaba, como este excelente artículo de una revista sobre Amiga. Posteriormente se lanzaría RIse 2: Resurrection, un título de mayor calidad pero para entonces el mal ya estaba hecho y fue un estrepitoso fracaso.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Ikari Warriors (1986)

Ikari Warriors es un videojuego desarrollado por SNK y distribuido por Tradewest en 1986, en el que se pretendía aprovechar la estética y temática de las películas de las saga Rambo, muy populares por aquella época. De hecho, el título del juego se basa en la denominación japonesa de la serie protagonizada por Sylvester Stallone (Rambo: Ikari no Dasshutsu). El videojuego sería lanzado incialmente para máquinas recreativas, pero su excelente resultado llevaría a que se hicieran conversiones a, practicamente, todas las plataformas de la época: MSX, Nintendo Entertainment System, Apple II, PC, Atari ST, Atari 2600, Atari 7800, Amiga, Commodore 16, Commodore 64, Amstrad CPC y ZX Spectrum.

Los protagonistas de Ikari Warriors son dos guerrilleros con los nombres de Ralf y Clark, que tendrán como objetivo llegar a la villa de Ikari. Para evitar que consigan esto, habrá todo un ejercito con soldados, tanques, helicopteros… dispuesto a conseguirlo. Como novedad, la munición del arma básica no es ilimitada, por lo que habrá que tener especial cuidado con no despilfarrar dicha munición y poner mucha atención a la hora de buscar recargas y power ups.

El control también resulta novedoso, ya que fue pionero a la hora de usar joysticks rotatorios, es decir, aparte de poder pulsarlos hacia las ocho direcciones básicas, podemos rotarlo para cambiar la dirección hacia la que mira el personaje. De esta manera, se puede ir caminando en una dirección mientras se dispara en otra. El ataque se realizará en dos vías: nuestro protagonista usará la metralleta en su mano derecha mientras que con su mano izquierda podrá ir lanzando granadas. Eventualmente, también podremos ponernos a los mandos de un tanque.

Por otro lado, el videojuego también es pionero en dar la posibilidad de hacer una partida de dos jugadores de forma cooperativa. Hasta la fecha no había demasiados videojuegos que implementaran esa posibilidad y menos en el subgénero del «run & gun» (Gun Smoke, Commando, etc…).

La perspectiva del juego era la típica de dicho subgénero, es decir, una pantalla vertical que nos muestra una versión cenital del terreno de juego y un scroll vertical de abajo hacia arriba. A nivel gráfico destaca el gran tamaño de los sprites en comparación a otros títulos similares. En las distintas conversiones, destaca el esfuerzo para adaptar de la forma más fiel posible teniendo en cuenta las limitaciones de la máquina, donde destacan la versión de MSX (que parece mentira que sea de 8 bits) y la de Amiga (que hasta llega a mejorar el original).

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Shufflepuck Café (1989)

El título de Shufflepuck Café llevó en su momento a una cierta confusión, ya que el videojuego trata de partidas de Air Hockey y no de el juego del tejo, como podría sugerir el nombre del título (el juego del tejo se conoce como shuffleboard). Sin embargo, esta circunstancia se queda en mera anécdota cuando hablamos de uno de los videojuegos deportivos más exitosos de finales de los 80 para ordenadores personales, lo cual no deja de tener mérito al tratarse de una disciplina no especialmente popular. El videojuego sería desarrollado por Domark y se publicaría por parte de Ubisoft y Broderbund, apareciendo versiones para Amiga, Atari ST, Apple IIGS, Macintosh, Amstrad CPC, NEC PC-9801, Family Computer y PC.

Encarnamos a un vendedor interestelar cuya nave se ha estropeado, parándose al lado del Shufflepuck Café.Necesitamos el servicio de asistencia «en carretera» pero carecemos de teléfono, por lo que entramos en el Café con la intención de hacer la llamada a la correspondiente grúa. Para nuestra sorpresa, dentro del Café nos encontraremos a ocho grandes jugadores de Air Hockey de distintos lugares del Universo, que no nos dejarán hacer la llamada a no ser que consigamos batirlos. Por suerte, el camarero robótico estará dispuesto a entrenar con nosotros las veces que haga falta.

A primera vista, parece una partida de air hockey a quince puntos normal y corriente, donde tendremos que intentar insertar el disco en la portería de nuestro oponente, con la ayuda de la paleta. Sin embargo nos estamos enfrentando a alienígenas y eso supone que cada uno de ellos utilice sus propias artimañas para vencernos. De esta manera, cada uno de ellos tendrá un nivel de juego distinto, pero son capaces de realizar trucos con el disco, como puede ser pararlo y lanzarlo aleatoriamente a alguna zona del tablero.

A nivel técnico lo que más destaca es la implementación de la física del disco (evidentemente, cuando no tenemos en cuenta los trucos que pueden llegar a realizar nuestros rivales). A nivel gráfico el juego es simplemente escueto, con unos diseños logrados pero excesivamente estáticos de los personajes, y más preocupación por un buen resultado de las animaciones del disco. En lo que se refiere al sonido, de nuevo nos encontramos con un trabajo discreto, pero suficiente para las necesidades del juego.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Power Drive (1994)

Antes que nada, hay que aclarar que este videojuego no tiene ninguna relación con el título homónimo que lanzara Bally Midway en 1987, basado en los Monster Trucks. El Power Drive que hoy revisamos es un juego de rallies lanzado en 1994 para PC, Atari Jaguar, Commodore Amiga y Mega Drive, desarrollado por Rage Software y distribuido por US Gold. El juego mantenía el sistema de juego y la perspectiva de otros títulos de rallies como Death Rally o World Rally Championship, pero se le dio un estilo mucho más caricaturesco, de tal manera que a primera vista parecía un juego de Micro Machines. Sin embargo, a pesar de una primera impresión tosca, terminaría siendo uno de los videojuegos más completos y divertidos del género.

Power Drive utiliza la típica estructura de juego de empezar con una cantidad limitada de dinero que solo nos permite hacernos con un coche de gama baja (un Mini Cooper o un Fiat Cinquecento en este caso) y, según vayamos consiguiendo campeonatos y premios en metálico, podremos ir adquiriendo vehículos de mayor potencia. En este sentido cabe destacar que el extenso catálogo de automóviles que ofrece Power Drive están basados en vehículos reales, lo que era un gran punto positivo para el juego.

Los distintos campeonatos se desarrollan en múltiples localizaciones de todo el mundo, teniendo una cantidad total de circuitos bastante impresionante. La variedad de las características de dichos circuitos también es digna de destacar, con trazado sobre tierra, asfalto, nieve, de noche… Los campeonatos se dividen en distintas etapas con tres tipos de pruebas: contrarreloj (que nos servirá de calificación para el resto de torneo), carrera contra un oponente(con un número variable de vueltas) y habilidad (en la que tendremos que mostrar nuestras habilidad sorteando conos, frenando, acelerando, etc…). Tras cada carrera, pasaremos por el taller para arreglar los desperfectos del coche mientras seguimos ahorrando para hacernos con un vehículo mejor.

Como hemos comentado antes, el aspecto del juego es más cómico que en otros títulos de la época, sin embargo, tiene un buen trabajo de animación a la hora de representar los efectos de las distintas circunstancias de nuestro pilotaje. A pesar del aspecto del juego, nos encontramos con un control bastante complejo, en el que las diferentes circunstancias de la carrera afectarán a nuestra conducción. Tanto las inclemencias meteorológicas como el tipo de asfalto afectarán al control, así como el estado de nuestro coche, que será más difícil de manejar mientras más dañado esté. Por otro lado, la banda sonora es más que aceptable, sobre todo teniendo en cuenta el poco énfasis que se solía poner en este aspecto dentro del subgénero. Así mismo, se incluían voces del copiloto, indicándonos la ruta a seguir.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Indiana Jones y la Máquina Infernal (1999)

Tras el gran éxito de Indiana Jones and the Fate of Atlantis hubo un gran vacío en lo que se refiere en videojuegos de aventura basados en Indiana Jones (a excepción del juego menor Indiana Jones and his Desktop Adventures). No sería hasta 1999 cuando Lucas Arts volviera a darle una oportunidad al arqueólogo más famoso dentro del género, bajo el desarrollo de Factor 5. En esos siete años el mercado del videojuego había cambiado mucho, por lo que se le daría un giro completo al enfoque del juego, olvidándose del clásico «point & click», para dar paso a una aventura tridimensional al más puro estilo Tomb Raider. Este cambio no gustó a muchos de los fans de la saga clásica y el videojuego fue bastante criticado de una forma algo injusta, aunque otro tipo de jugadores (más enfocados al mundo arcade) si recibieron el juego de buen grado. Por parte de la crítica, el juego no fue destacado especialmente pero tampoco contó con muchas críticas.

El argumento se localiza en 1947 cuando Sophia Hapgood, vieja amiga del Dr. Jones, le informa de que los rusos están realizando excavaciones en Babilonia, lo que le parecía muy sospechoso y le pide que investigue que andan haciendo. Al parecer están buscando una máquina para comunicarse con el dios babilonio Marduk. Encuentra unas tablas que indica donde están las distintas piezas de las máquinas localizadas en Méjico, Filipinas y Kazajstán.

El juego se encuentra dividido en diecisiete niveles aunque se puede guardar la partida en cualquier momento, por lo que esa división obedece a los distintos episodios de la aventura, donde nos encontraremos con un reto en concreto en cada uno. Como hemos comentado antes, el videojuego bebe mucho del estilo de Tomb Raider, contando con la misma perspectiva en tercera persona y unos patrones similares tanto en los movimientos como en el uso de las armas (exceptuando el uso del látigo tanto para el ataque como para sortear ciertos peligros).

De igual manera, el apartado técnico recuerda mucho a las aventuras de la heroína más conocida de los videojuegos. Cabe destacar las representaciones de los escenarios, bastante espectaculares para la época de la que hablamos. Existirían versiones para PC y para Nintendo 64 (exclusiva en Norteamérica) con una apartado técnico mejorado, tanto en la parte gráfica como en lo que se refiere a la precisión del control. THQ lanzaría una versión para Game Boy bastante destacada y que sería uno de los mejores títulos de la máquina en aquel año.

En este vídeo podéis ver como es el juego: