Mucho antes de la llegada de los videojuegos, una forma de entretenimiento popular era (y sigue siendo aunque en menor medida) los pinball (también conocidos en los paises hispanoparlantes como «máquinas del millón). De hecho, el origen de este tipo de máquinas mecánicas está en la Francia del siglo XVIII con el juego conocido como Bagatelle.
Durante los años ochenta, ambas formas de ocio convivieron paralelamente, a pesar de que muchos afirmaban que la aparición de los videojuegos supondría la muerte instantánea de este tipo de máquinas. Fue también por aquella época, en la que algunas desarrolladoras de videojuegos intentaron hacer un híbrido mezclando ambos conceptos, utilizando la mecánica de juego de un pinball pero con las posibilidades de los videojuegos.
Uno de estos títulos sería Pinball Action, desarrollado y distribuido por Tehkan, que conseguiría una cierta popularidad. El título utiliza el mismo sistema de juego que un pinball, pero aprovecha las posibilidades de cambiar instantaneamente de «tablero».
El juego se inicia sobre un tablero principal, donde nos encontraremos elementos típicos de las máquinas pinball que nos harán conseguir aumentar la puntuación. Aparte de los típicos «flippers», el videojuego implementa la posibilidad de simular el golpeo a la máquina para poder desvíar la trayectoria de la bola.
Al hacer diversas combinaciones golpeando elementos, podremos abrir los accesos a los otros tres trableros, conocidos como las pantallas azul (Poker Action), verde (Bowling Action) y roja (Slot Action), cada uno con diferentes temáticas que definen como es el diseño y los distintos elementos para puntuar.
Aunque no es lo habitual en los juegos de habilidad, el apartado técnico está realmente cuidado. Hay que tener en cuenta que este videojuego competía con máquinas de pinball de verdad en el mismo salón recreativo, así que se puso mucho hincapié en la búsqueda de una sensación realista. Para empezar, tiene un buen estudio de la física de la bola, hoy en día obsoleto, pero que para las fechas que estamos hablando supone un esfuerzo extraordinario de programación. Por otro lado nos encontramos el apartado gráfico, con una paleta de colores muy amplia que permitía unos tableros muy coloridos y detallados, de los que también destaca su original diseño que bien podría haber pertenecido a un pinball real. Por último tenemos el sonido que, aunque hoy nos pueda parecer el apartado menos cuidados, lo cierto es que para las posibilidades de la época se consiguió un trabajo meritorio a la hora de simular los efectos de la bola en los distintos elementos.
En este vídeo podéis ver cómo es el juego: