A pesar del título, I, Robot nada tiene que ver con el famoso relato de Isaac Asimov. Se trata de un sorprendente videojuego de acción desarrollado y distribuido por Atari para máquinas recreativas, bajo el mando de Dave Theurer y David Sherman. I, Robot cuenta con el privilegio de ser el primer videojuego de la historia en contar con gráficos poligonados 3D, siendo totalmente revolucionario, ya que pasaría una década antes de que este tipo de gráficos se estandarizara. Tan innovador fue que sería un fracaso de público en su momento y se convertiría en título de culto después. Esta falta de apoyo, así como la necesidad de una capacidad técnica muy amplia, provocaría que no se realizaran versiones domésticas del título, aunque llegó a estar en pre-producción una versión para Atari 2600.
Con un claro homenaje a la obra de George Orwell, tomamos el papel de la «Unidad Infeliz Nº 1984», un robot esclavo que ha llegado a ser autoconsciente y que se empieza a plantear el caracter totalitario de su sociedad, controlada por el Gran Hermano. De esta manera, el objetivo es destruir «el ojo que todo lo ve» de el Gran Hermano que nos encontramos en cada nivel. Para ello, tendremos que ir recorriendo las distintas zonas, convirtiendo todos los cuadrados rojos en azules y destruyendo el escudo protector del ojo. Nos encontraremos con diversas dificultades, ya que no podremos saltar mientras el ojo está rojo o perderemos la vida, y además nos encontraremos conb bombas y otro tipo de trampas que hay que tene en cuenta, así como el tiempo limitado que hay para acabar cada uno de los 99 niveles.
El hecho de ser el primer videojuego poligonal 3D provocó un sistema de juego totalmente innovador. De esta manera nos encontramos con un «shooter» multidireccional que permitía tener control sobre el zoom y el ángulo de visión de la cámara. De esta manera, mientras más pequeño fuera el ángulo de visión, mayor sería la puntuación como premio a la mayor dificultad. También contaba con un ingenioso sistema para continuar la partida: si se perdía una vida e insertábamos más monedas, empezaríamos desde el nivel 1 pero si encontrábamos un tunel de transporte, podríamos elegir el nivel que quisiéramos de los que ya hubiésemos visitado en la partida anterior.
A través de esos túneles también podemos acceder a los niveles del modo Doodle City. Dicho modo también resultó muy innovador, ya que permitía al jugador crear sus propios niveles a través de una selección de polígonos. Cada crédito permitía tres minutos de participación en este modo, pudiendo volver al modo normal en cualquier momento (con un número proporcional de vidas dependiendo del tiempo empleado en Doodle City, reduciendo las tres vidas con las que se comienza la partida a una vida por minuto).
Técnicamente, I, Robot no tenía referencia en su época y aún hoy sorprende cuando observamos su fecha de lanzamiento. La sensación tridimensional, la versatilidad de sus movimientos de cámara y su concepto de juego lo convirtió en un título tan único como incomprendido. Hay una cierta unanimidad entre los expertos de los videojuegos al afirmar que I, Robot fue la piedra angular de los juegos tridimensionales modernos. Probablemente la falta de apoyo por parte del público, provocaría que este tipo de juegos tardaran más en empezar a desarrollarse en las distintas compañías, siendo un problema más de expectativas de mercado que de imposibilidades técnicas.
En este vídeo podés ver cómo es el juego: