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Ángel Nieto Pole 500 (1990)

Cuando la crisis del salto a los 16 bits llegó a las compañías clásicas de la Edad de Oro del Software Español, intentaron a malas penas sobrevivir a base de reutilizar fórmulas que funcionaran en el pasado. De igual manera que Topo Soft reescribió Perico Delgado Maillot Amarillo para crear Tour 91, Opera Soft decidió recuperar la asociación de una imagen conocida a su videojuego. Además, la compañía española pasaría a basar sus lanzamientos en el ámbito deportivo, sacando el sello Opera Sport.

Dos años atrás Dinamic había lanzado Aspar GP Master y había sido todo un éxito de ventas, así que desde Opera decidieron que no había nadie mejor que el 12+1 veces campeón del mundo de motociclismo: Ángel Nieto. Sin embargo, la elección del zamorano también era un tanto extraña. Por un lado, Nieto se había retirado más de un lustro antes y en el juego iba a enfrentarse con los corredores que estaban en su punto álgido en 1990. Por otro, dando aún más rareza al título del juego, Ángel Nieto jamás había corrido en la categoría de 500 cc e, incluso, algunos de los circuitos que aparecen, ni siquiera existían cuando él corría.

Esto hace pensar que el cierre del trato con Ángel Nieto es posterior al desarrollo del videojuego, ya que en el juego en sí no hay ninguna referencia al piloto (de hecho, en la pantalla de carga no aparece su nombre en el título).

Pasando al juego en sí, estamos ante un clon del Hang-On de SEGA, pero quitándole parte de su espíritu arcade e intentando dotarle de algo más de profundidad. Contamos con el Modo Mitin, que permite correr una carrera individual y el, más interesante, modo Mundial que permite competir en los 16 circuitos e ir acumulando puntos en el Campeonato del Mundo de Motociclismo.

Antes de cada carrera, hay que configurar nuestra moto. Para ello hay que comprobar la meteorología para saber si montamos neumáticos slicks, mixtos o peludos, ya que si no elegimos sabiamente, nuestro piloto terminará por los suelos en cada curva. Por otro lado, hay que estudiar la morfología del circuito correspondiente para elegir la relación del cambio de marchas que afectará a nuestra aceleración: larga para circuitos con pocas curvas y corta para los más enrevesados.

Una vez que estamos en carrera, tenemos la famosa perspectiva que nos presentaba el título de SEGA y pasaremos inmediatamente a estar en la última posición – no existe ronda de clasificación – intentando ir adelantando a los demás corredores antes de que se acaben las vueltas que hemos definido que tendrá la carrera.

A la hora de pilotar, hay que hacer una diferencia entre las versiones de 8 y 16 bits. Si bien en todas el control responde bien, es sencillo y bastante fluido, lo cierto es que por las características del juego, las versiones de 8 bits van demasiado lentas, lo que hace la experiencia más tediosa (y fácil), mientras que en las de 16 bits va a la velocidad que debería.

La dificultad, como solía pasar con los juegos de la época, está alta de más. Aunque el control de la moto es sencillo y las curvas se toman fácilmente, la dificultad se centra en los impactos con otros rivales, lo cual nos ralentizará, sobre todo cuando éstos nos «atraviesan» desde atrás sin que podamos evitarlo, ya que no sabemos por donde nos vienen. Por otro lado, la inteligencia artificial es muy simple y se basa en que los pilotos controlados por la máquina van más lentos en ciertos puntos del circuito. Por tanto, el éxito en el juego se basa en memorizar estos puntos y procurar encontrarse cerca de otras motos al llegar a los mismos (los pilotos controlados por la computadora tienden a estar siempre cercanos a nosotros independientemente de nuestra pericia).

 

A nivel técnico tenemos unos sprites muy y bien definidos, lo que le da un buen aspecto pero lastra el rendimiento en las versiones de 8 bits. Los circuitos están bien representados en lo que se refiere a su trazado y cada uno de ellos cuenta con un detalla para asociarlo al lugar correspondiente (el monte Fuji en el circuito de Suzuka o las botella de Tío Pepe en el de Jerez). Sonoramente, las versiones de 16 bits – sobre todo la de Amiga – se encuentran muy por encima, con una buena simulación del ruido del motor y una banda sonora que, aunque cansina, casa bien con la sensación de velocidad.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

La Edad de Oro del Software Español II: Opera Soft

operasoftlogo-1170x500Opera Soft nació a partir de la disolución de Indescomp, una de las compañías pioneras en España, en el transcurso de 1986. La veteranía en el mundo de los videojuegos hizo que su principal virtud estuviera en el potencial de su plantilla. No se trataba, como en los casos de Dinamic o Zigurat, de un grupo de amigos que crean un equipo de creación de juegos, sino que se trataba de un grupo más profesionalizado, que no solo se dedicaban a juegos, sino también a todo tipo de utilidades.

livingsOtro de los aspectos que le diferenciaba de otras compañías era el hecho de que su nacimiento no vino acompañado por un torrente de lanzamientos. En Opera Soft fueron realmente selectivos y ponían un gran filtro de calidad a sus producciones. De esta manera su primer videojuego sería su primer éxito: Livingstone Supongo. Se trataba de un juego de plataformas con toques de aventura, muy adictiva y entretenida, y que incorporaba grandes novedades como la inclusión de diversas armas a utilizar. Tal fue su éxito que, a pesar de ser su opera prima, llego a distribuirse en Gran Bretaña.

Tras este vendrían otros grandes títulos como Cosa Nostra, Goody (en el que tenemos que robar el Banco de España) o Last Mission. Todos estos juegos tenían un denominador común: la calidad. Solían ser juegos bastante complejos, con una trama muy estudiada y elaborada para lo que era normal en la época. Además se encontraban en cabeza tecnológicamente, por lo menos en lo que era el panorama español. A nivel europeo se suplía el handicap tecnológico con la calidad.

Pero sería en 1988 cuando sacarían su gran obra: La Abadía del Crimen. Se trataba de una videoaventura basada en la novela de Umberto Eco El nombre de la rosa. El juego tenía una calidad esplendida: un entorno 3D, unos mapas enormes, una recreación magnífica del universo de intriga de la novela… Para muchos es el mejor juego que se ha realizado nunca para ordenadores de 8 bits. El sistema de juego y la dificultad del reto que suponía una aventura tan compleja, hizo que muchos jugadores que solo atendían a juegos de acción, dejaran de lado a La abadía del crimen, por lo que no despuntó en su lanzamiento y el reconocimiento sobre lo que supuso para el software español vino más tarde. De hecho, hoy en día es posible descargárselo para móvil.

Tras ese bombazo vinieron otros juegos más modernizado adaptándose al mercado como Mot (basado en el personaje de comic), Sol Negro, Mutan Zone o Livingstone Supongo II que era incluso mejor que el original. Al igual que Dinamic también realizó sus fichajes para proyectos deportivos como Ángel Nieto Pole 500cc o Poli Díaz, y otros proyectos deportivos como Jai Alai (de pelota vasca) y Golden Basket.

Pero la compañía terminaría desapareciendo en 1992, tras el lanzamiento de Olympic Games’92 y La Colmena. Su personal tan diverso y tener abiertos tantos frentes a la vez, provocó que el equipo reflexionara y viera que no iban a conseguir hacer evolucionar más en el mundo de los videojuegos a Opera Soft y decidieron retirarse ante el desastre que se le avecinaba al sector. Aunque sus programadores siguieron diversos caminos, Gonzalo Suarez siguió en el mundo de los videojuegos, siendo el jefe de proyecto de Commandos: Behind Enemy Lines, el gran éxito de Pyro Studios.

Aquí podeis ver un reportaje que se hizo en Cuatrosfera de la versión en para móvil de La Abadía del Crimen:

Y en este video podeis ver imágenes de Sol Negro: