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A Toda Máquina XXXII: Vectrex

A lo largo de la historia de los videojuegos hemos tenido multitud de ejemplos de máquinas que o bien se adelantaron a su tiempo, o bien no se lanzaron en el momento indicado, y terminaron fracasando sin que eso quitara un ápice de calidad al producto. La Vectrex es un gran ejemplo de ambas circustancias, siendo la primera y única videoconsola que utilizó gráficos vectoriales; y con un lanzamiento el año previo a la gran crisis del videojuego de 1983.

El desarrollo de la Vectrex fue llevado acabo por Smith Engineering a principios de los 80, en un proyecto dirigido por John Ross y que consiguió una distribución inicial por parte de General Consumer Electronics (GCE). Su origen se encuentra en las pruebas que se realizaron sobre un CRT de 1 pulgada en el que pudieron programar videojuegos simples con el uso de gráficos vectoriales y así vieron el potencial que tenía dicha tecnología.

Tras casi dos años de trabajo, el producto fue presentado el 7 de junio de 1982 en el Summer Consumer Electronics Show de Chicago, con la vista puesta en la campaña de Navidad de ese mismo año. La consola se puso a un precio de 199 dólares y consiguió en dicha campaña unas ventas lo suficientemente interesantes como para llamar la atención de la juguetera Milton Bradley (MB), que ya había colaborado con Smith Engineering en la distribución de la Microvision en 1979. De esta manera, a principios de 1983, MB adquirió GCE y empezó una distribución más masiva en Estados Unidos y Europa, mientras que en Japón la distribución se realizó de forma cooperativa junto a Bandai.

La Vectrex era un sistema compacto que incluía un monitor vertical de 9×11 pulgadas y un mando integrado en la consola al que se le podía añadir un segundo mando de forma externa. A pesar de sus dimensiones y sus más de 6 kilos de peso, en su día se la consideró una consola portátil y tenía un asa al efecto. Internamente incluía Motorola 68A09 a 1.5 MHz, 1 KB de RAM, 8 KB de ROM y un chip de sonido General Instrument AY-3-8912. La consola tenía cargada en memoria el juego Mine Storm (un clon de Asteroids) y, aparte, tenía una ranura para cartuchos para la casi treintena de títulos que salieron en su momento.

La principal característica que diferencia a esta videoconsola del resto (incluyendo las de la actualidad) es la utilización de gráficos vectoriales. Mientras que la mayoría usa la rasterización en la que deben dibujarse todos los pixeles y el aspecto final queda dependiente de la capacidad de resolución de la máquina; en el caso de los gráficos vectoriales lo que se van es dibujando son líneas entre distintos puntos, lo que permite una mayor definición y más posibilidades de diseño. La única pega era que esta técnica no permitía el color, por lo que ese efecto se conseguía al incluir en los videojuegos una serie de láminas coloreadas para poner sobre la pantalla.

La innovación no se quedaba únicamente en los gráficos vectoriales, ya que también se puso mucho esfuerzo en el desarrollo de periféricos para la máquina. Los más destacados eran el lápiz óptico, que permitía pintar directamente sobre la pantalla (viéndolo aún hoy sigue sorprendiendo) y el casco para poder jugar a títulos con efecto 3D.

Como indicamos al principio, la consola pintaba muy bien y de hecho, probada a día de hoy es una maravilla, pero salió en un mal momento. La crisis del 83 hizo que las ventas fueran menores de lo esperado y los almacenes de MB estaban llenos de consolas que no conseguían salida y que finalmente fueron vendidas a bajo coste. La producción de la consola se paró en febrero de 1984 y se cancelaron los proyectos de mejora, que incluían el desarrollo de una consola en color. Como efecto colateral, fue el momento en el que MB tuvo que fusionarse con Hasbro, se canceló el soporte y los derechos volvieron a Smith Engineering que, tras varios intentos de revivir el proyecto, lo canceló definitivamente con la llegada de la Game Boy de Nintendo.

En este vídeo podéis ver un repaso al catálogo de la Vectrex:

Clive Sinclair, la informática para todos

Clive Sinclair sujetando un ZX81

Si tenemos que poner una época a la entrada de la informática en los hogares, esa sin duda sería inicios de los 80. Anteriormente había habido algún acercamiento con alguna consola de Pong o con algún ordenador de cualidades tan limitadas como desorbitados sus precios. Fue con la llegada de los microordenadores de 8 bits con la terna de Commodore 64, Amstrad CPC, MSX y ZX Spectrum, cuando la informática se democratizó y fue adsequible para todo tipo de usuario. Concretamente en España, fue el ZX Spectrum el que tuvo una penetración más importante y es por ello, por lo que es más que relevante hablar del creador del mismo.

Clive Sinclair nació el 30 de julio de 1940 en la localidad británica de Richmond. Su relación con la ingienería no fue casual, ya que su abuelo era arquitecto naval y su padre un ingeniero mecánico que tenía un negocio de fabricación de máquinas herramientas que tuvo sus mejores años durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, diversos problemas económicos provocaron que Clive tuviese que cambiar constantemente de escuela durante su infancia, destacando siempre en matemáticas y física (no en vano tenía un IQ de 159 y llegó a ser miembro de Mensa), y finalmente dejar los estudios a los 18 años.

La primera calculadora de bolsillo

A esa edad, en 1958, gracias a los conocimientos en electrónica adquiridos en diversos trabajos veraniegos, fundó una pequeña compañía bajo el nombre de Sinclair’s Micro Kit que se dedicaba a la venta de kits de electrónica para el mercado de los aficionados a esta disciplina. La alta demanda que consiguió hizo que finalmente formalizara la empresa en 1961 bajo el nombre de Sinclair Radionics. Tras varios intentos de ampliaciones de capital y la entrada en diversos mercados, su primer hito histórico llegó en 1972 cuando lanzó la primera calculadora de bolsillo, Sinclair Executive, que pesaba menos de 100 gramos y que vendió al precio de 1060 libras (unos 1000 euros actuales). Aunque hoy día este precio nos parezca desorbitado, lo cierto es que era la mitad del precio de las alternativas de la competencia y mucho más compacto y ligero, lo que le llevó a tener unas ventas de 100.000 unidades mensuales.

En 1978 la compañía trabajó en el desarrollo del ordenador Grundy NewBrain que, aunque terminó desvinculándose, probablemente fue la primera piedra para que Sinclair se dedicara a la fabricación de sus propios ordenadores. De esta manera, en 1980 se lanzó el ZX80, que fue publicitado como el microordenador más pequeño y barato del mundo (menos de 80 libras en formato kit y menos de 100 ya montado). Contaba con un procesador Z80 a 1 MHz, 1KB de RAM, una ROM de 4KB y un sistema operativo BASIC incorporado. Tenía conexión para televisión y cinta de cassette y podía generar una resolución monocromo de 32×24. A pesar de sus limitaciones, la posibilidad de poder programar en cualquier hogar a un precio popular hizo que la máquina fuera todo un éxito en Gran Bretaña e incluso llegara a expandirse por Estados Unidos. Un año más tarde lanzó el ZX81, una versión mejorada con un precio aún más barato.

La versión de 48K del ZX Spectrum

Pero el gran éxito estaba aún por llegar. En 1982 se lanzó el ZX Spectrum, todo un salto de calidad sobre sus precedentes: un Z80 a 3.5 MHz, versiones de 16 y 48 KB de RAM, gráficos en color con una resolución de 256×192, altavoces y una ROM de 16 KB. Los precios según la versión oscilaron entre las 125 y las 175 libras y fue todo un superventas en toda la Europa occidental, llevando realmente la informática a las casas de una forma masiva. Como efecto colateral, la popularización de esta máquina hizo que floreciera una industria de desarrollo de videojuegos en toda Europa y en especial en Gran Bretaña. En 1984 ya había en el mercado más de 3500 videojuegos para el ZX Spectrum. De hecho, este microordenador fue esencial para el desarrollo de la conocida como Edad de Oro del Software Español.

El gran éxito de este ordenador y sus posteriores versiones dieron un gran margen de beneficios a la empresa de Clive Sinclair y permitió desarrollar nuevos proyectos innovadores. Por desgracia, estos no fueron tan exitosos como la Sinclair Executive o el ZX Spectrum. En 1984 lanzó el Sinclair QL, un ordenador de 32 bits basado en el Motorola 68008 que resultó tan revolucionario como fracasado en las ventas. A esto, hubo que añadir en 1985 el desarrollo del coche Sinclair C5, un vehículo eléctrico pensado para la circulación urbana, que fue todo un desastre financiero al no conseguir el pertinente permiso para la circulación en vías públicas. Este desastre provocó que tuviese que vender la empresa a Amstrad en 1987.

Clive Sinclair a bordo del Sinclair C5

Tras morir de éxito, Clive Sinclair fundó Cambridge Computers, cuyo único proyecto, un revolucionario ordenador portátil bajo el nombre de Cambridge Z88 y que podemos considerar como antesala de las PDAs, fue un fracaso en ventas y terminó quebrando. A partir de ahí, la actividad de Sinclair se centró en su faceta de inventor, alejándose de su interacción directa con el hardware y colaboró con diversas compañías. Fruto de esta época son productos como la bicicleta eléctrica Sinclair Zike o la radio en miniatura Sinclair XI, inventos de un gran caracter revolucionario pero que no llegaron a tener gran éxito en el mercado.

De su vida personal cabe destacar su gran afición tanto al poker, participando en diversos programas televisivos; como al atletismo, participando en varias ocasiones en la Maratón de Nueva York. Clive Sinclair falleció el 16 de septiembre de 2021.

En este vídeo podéis ver una conferencia sobre Clive Sinclair:

A Toda Máquina XXXI: SG-1000

Aunque internacionalmente si fuera así, la Master System no fue la primera videoconsola de SEGA a pesar de que el pensamiento general sea así. De hecho, sería la cuarta ya que la compañía japonesa realizó varias incursiones en el mercado de Asia y Oceanía antes de dar el salto al resto del mundo.

La entrada de SEGA en el mercado doméstico no estaba en los planes originales de la compañía japonesa. A principio de los 80, SEGA era una de las principales manufactureras de videojuegos arcade por todo el mundo, pero una crisis en el sector en 1982 provocó la venta de la subsidaria americana de la misma y la cesión de los derechos sobre sus videojuegos a Bally Midway. Debido a esta bajada en el mercado del arcade el entonces presidente de SEGA, Hayao Nakayama, decidió utilizar la experiencia de la compañia a nivel de hardware para adentrarse en el mercado doméstico. La idea original era la de crear un microordenador con un teclado integrado y que, a la larga, sería el futuro SC-3000, pero al ver las intenciones de Nintendo de sacar una videoconsola exclusiva para videojuegos de 8 bits, SEGA empezó a desarrollar paralelamente una consola de características similares.

De esta manera, la primera videoconsola de SEGA fue la SG-1000 que fue lanzada en el mercado japonés el 15 de julio de 1983, curiosamente el mismo día del lanzamiento de la FAMICOM, la versión japonesa de la Nintendo Entertainment System; y, claro está, lanzándose también el mismo día el SC-3000.

Al contrario de lo que pudiese parecer, inicialmente, la SG-1000 tuvo un mejor comienzo en ventas que la consola de Nintendo. En 1983 vendió bastante más que la FAMICOM, hasta tal punto de que superó las espectativas de SEGA y llegaron a tener problemas de stock. El amplio catálogo pudo tener buena culpa de esto, ya que la consola de SEGA contaba ese primer año con 21 títulos frente a los 9 de la de Nintendo. Sin embargo, el hardware superior de la FAMICOM y la popularidad de los títulos de Nintendo hizo que en 1984 las cosas se pusieran en su sitio y empezó la verdadera eclosión de la 8 bits de Nintendo. De hecho, la SG-1000 tuvo hasta enemigos indirectos ya que en mercados en los que inicialmente comenzó bien, como es el caso de Taiwan, fue desplazada no por la FAMICOM, sino por la infinidad de clones que aparecieron de la misma.

La SG-1000 contaba un hardware muy similar al de la Colecovision, con un procesador NEC D780C (que era un clon del Zilog Z80) a 3,58 MHz y tenía 2 KB de memoria RAM y 16 KB de memoria de vídeo. Gráficos de 16 colores gracias a la TMS9928A de Texas Instruments, que además permitían una resolución de 256×192. Texas Instruments también era la fabricante del chip de sonido, concretamente el SN76489 que permitía un sonido con 4 canales de sonido monoaural, 3 generadores de sonido, de 4 octavas cada uno, y un generador de ruido blanco. Aparte hay que indicar una cierta variedad de periféricos de todo tipo como teclados, joysticks o adaptadores de distintos tipos de tarjeta con juegos.

Finalmente, ni la SG-1000 ni el ordenador SC-3000 tuvieron un impacto notable en el mercado, a pesar del lanzamiento de una segunda versión de la consola en verano de 1984 bajo el nombre de SG-1000 II pero que apenas aportaba mejoras de hardware, quedando por detrás del mercado. La verdadera importancia de esta trilogía de máquinas se encuentra en que fueron el gérmen de la futura SEGA Mark III, que fue la denominación en Japón de la, ya sí, conocida internacionalmente Master System.

En este vídeo podéis ver el catálogo completo de la SG-1000:

A Toda Máquina XXX: Neo Geo Pocket

Neo Geo Pocket Color

Tras la descontinuación de la Game Gear de SEGA en 1997, SNK vio una posibilidad de mercado en el mundo de las videoconsolas portátiles. La compañía nipona quería seguir la estela imperecedera de Game Boy, con una videoconsola de características similares pero con la teórica ventaja de contar con las licencias de algunos de los videojuegos más populares de los salones recreativos. Sin embargo un golpe de timón de Nintendo obligó a SNK a ir siempre a remolque.

Neo Geo Pocket apareció en el mercado japonés el 28 de octubre de 1998 con vistas a la campaña navideña de ese mismo año. Todo pintaría muy bien si no fuera porque para esa misma campaña Nintendo lanzó Game Boy Color, lo que hizo que la portátil de SNK se quedará atrás y obsoleta antes incluso de lanzarse. Además, la Game Boy Color era retrocompatible por lo que su catálogo de inicio era ya enorme y Neo Geo Pocket presentaba como credenciales de salida únicamente seis videojuegos (destacando King of Fighters R-1) al que posteriormente se les unieron tres más, con Samurai Showdown como título más destacado. Como era de esperar, esto se tradujo en unas cifras de ventas pírricas que apenas pudieron alcanzar algo del mercado asiático fuera de Japón y el lanzamiento en occidente fue cancelado.

Los esfuerzos se centraron en el lanzamiento de una versión a color de esta misma videoconsola y así, el 16 de marzo fue lanzada en Japón la Neo Geo Pocket Color. En esta ocasión el lanzamiento fue acompañado de 14 títulos de inicio y, aunque con un cierto retraso de meses, ahora sí se trataba de una competidora digna de Game Boy Color. El lanzamiento fue bastante más exitoso que el de su predecesora (que fue descontinuada ese mismo año 1999) y, en esta ocasión, si se hizo el salto desde el continente asiático a Norteamérica el 6 de agosto y a Europa el 1 de Octubre.

Cartel publicitario de Estados Unidos

A nivel técnico nos encontramos con una máquina que, obviando la paleta de colores, prácticamente era la misma que la Neo Geo Pocket original e incluso el diseño exterior de la misma apenas fue modificado. De hecho, la arquitectura era tan similar, que la Neo Geo Pocket original tenía compatibilidad hacia adelante, pudiendo correr todos los juegos de la Neo Geo Pocket Color aunque, evidentemente, con gráficos monocromo. La Neo Geo Pocket contaba con un procesador Toshiba de 16 bits y un Z80 para el control de sonido. Gráficamente permitía una resolución de 256×256 con 146 colores en pantalla (de una paleta de 4096, 64 sprites en pantalla con cuatro colores por sprite y dos planos de scroll. Por otro lado, contaba con una sorprendente autonomía de 40 horas y un novedoso sistema de control digital que dotaba de mucha precisión. Esto hacía que desde el punto de vista tecnológico se encontraba muy por encima de Game Boy Color pero, como ha ocurrido en muchas ocasiones en el mundo de los videojuegos, esto no fue suficiente como para molestar a Nintendo.

Hay diversos puntos claves en el fracaso de la Neo Geo Pocket Color que apenas consiguió un 2% del mercado de las portátiles en Estados Unidos. Primeramente, SNK se adentró en un mercado liderado por Game Boy desde hacía diez años, lo cual le daba una posición de fuerza – evidentemente, la torpeza en el lanzamiento de la Neo Geo Pocket no ayudó en este sentido – y un catálogo inalcanzable. Además, este abismo en la variedad de juegos se acrecentó con la falta de acuerdos con las third parties y la máquina apenas contó con juegos fuera de las franquicias de la propia SNK. El único acuerdo importante se alcanzó con SEGA, lo que se tradujo en la posibilidad de transferir datos entre la Neo Geo Pocket Color y la Dreamcast y en el lanzamiento de Sonic Pocket Adventure. También hay que tener en cuenta que el lanzamiento coincidió en el tiempo con la eclosión de la saga Pokémon, un verdadero vendeconsolas que afianzó aún más si cabe la posición de liderazgo de las portátiles de Nintendo.

Captura de Metal Slug 1st Mission

Por otro lado, alguno de las estrategias llevadas a cabo en el mercado americano no parecen haber sido las más correctas. El lanzamiento de la videoconsola se hizo de forma exclusiva online en las tiendas eToys, un hecho que hoy en día no sería nada raro pero que en 1999 limitaba en exceso el alcance en los usuarios. En los dos primeros meses apenas alcanzaron las 25.000 unidades por esta vía y tuvieron que pasar a una campaña de mercadotecnia más agresiva en la televisión y añadir las grandes superficies como puntos de venta de la videoconsola.

A pesar de que la cosa no estaba funcionando, SNK no cejó en su empeño, en buena medida propiciado por la fragil situación económica de la compañía. Tan solo siete meses después del lanzamiento de Neo Geo Pocket Color en Japón y, prácticamente coincidiendo con el lanzamiento en Europa, llegó al mercado nipón la New Neo Geo Pocket Color, una versión slim de la videoconsola que reducía su tamaño en un 13% y mejoraba su calidad de sonido. Sin embargo, tampoco esta nueva versión terminó de calar en los usuarios por las mismas razones que su reciente predecesora.

Aunque la Neo Geo Pocket fue el menor de los problemas, la situación económica de SNK no tenía vuelta atrás y en 2000 fue adquirida por Aruze. En junio de ese mismo año se decidió la nueva propietaria decidió dejar de operar fuera de Japón y se llegaron a llevar cargamentos de videoconsolas de vuelta hacia el mercado asiático. No obstante, esto fue pan para hoy y hambre para mañana, y en 2001 se descontinuó definitivamente la videoconsola. Eso no fue impedimento para ver el stock sobrante en tiendas de todo el mundo en 2003, en packs muy rebajados de precio con la esperanza de paliar un poco la sangría de dinero.

Captura de Samurai Showdown! 2

Una verdadera lástima el fracaso de esta videoconsola que, a nivel técnico se encontraba muy por encima de la principal competidora del mercado. El control del juego era realmente bueno y hubiese permitido una mayor variedad de géneros de los que se había visto hasta el momento en una portátil. No obstante, nos dejó una serie de videojuegos destacados a sumar a los citados anteriormente: Samurai Showdown! 2, Metal Slug 1st Mission, Card Figthers Clash: SNK vs Capcom, Neo Turf Masters, etc…

En este vídeo podéis ver el catálogo completo de la videoconsola:


American McGee, desde la cantera de iD

American McGee

El comienzo de la biografía del autor del conocido juego American McGee’s Alice, podría formar parte fácilmente de cualquier melodrama televisivo de las tardes del fin de semana y hace que sorprenda, más si cabe, que haya podido llegar a la senda del éxito personal y profesional.

American James McGee nació el 13 de diciembre de 1972 en la ciudad estadounidense de Dallas. Hijo de una madre soltera, tan ha visto a su padre biológico una vez a los 13 años, las excentricidades de esta mujer pintora de casas marcaron la niñez y adolescencia de McGee. La primera de dichas rarezas se encuentra en el curioso nombre del protagonista, cuya inspiración a la madre le vino de una amiga que puso a su hija de nombre America.

A pesar de lo desestructurado de su familia, su madre tuvo varias parejas que hicieron las veces de padres adoptivos, American McGee tenía buenas calificaciones en el colegio, en especial en matemáticas y ciencia, y era considerado como un alumno extraordinariamente creativo. De hecho, mostró tal interés en la programación de ordenadores que fue aceptado para su matriculación en una magnet school en dicha especialidad. Las magnet school son unos colegios públicos especializados en ciertas materias, pensado para estudiantes de grupos socioeconómicos marginales.

Sin embargo, las cosas en casa no mejoraban y, cuando contaba con dieciséis años, se llevó la sorpresa de que su madre le abandonaría para irse a vivir con una mujer transgénero. La madre había vendido la casa para comprarse los billetes de avión para escaparse con su novia y pagarle la operación de cambio de sexo. American McGee se encontró la casa vacía a excepción de su cama, su ropa, sus libros y su Commodore 64. De esta manera, no tuvo más remedio que abandonar el instituto y sobrevivir a base de todo tipo de precarios trabajos.

American McGee en las oficinas de iD Software

A los 21 años se hizo amigo de John Carmack, el cual vivía en su mismo complejo de apartamentos, y este le ofreció trabajo en iD Software como probador de Wolfenstein 3D. El entusiasmo de McGee dentro de la compañía le llevó en poco tiempo a ser promocionado como diseñador de niveles y responsable de sonido. De esta manera pasó a trabajar en el diseño de niveles de Doom para Mega Drive y para el lanzamiento de PC de Doom II: Hell on Earth. Junto a Kevin Cloud y Tim Willits, fue considerado como la segunda unidad de programadores de iD Software y le permitió trabajar en títulos del calibre de The Ultimate Doom, Final Doom, Doom 64, Quake, Hexen: Beyond the Heretic y Quake II.

No obstante, sus días felices con iD Software acabaron pronto y fue despedido en 1998, por lo que pasó a trabajar en Electronic Arts como director creativo. Esto le permitió ocuparse de proyectos donde tuviese una mayor libertad creativa. Fruto de esto fue el lanzamiento de American McGee’s Alice, un videojuego considerado de culto hoy en día y que obtuvo una gran recepción por parte de público y crítica, hasta tal punto que llegó a plantearse la posibilidad de pasar a ser una película.

Imagen promocional de American McGee’s Alice

Por desgracia, a este éxito le acompañó un empeoramiento de sus relaciones con EA al ser despedido R. J. Berg, su socio creativo y el cierre de Rogue Entertainment. Estos acontecimientos precipitaron la creación de su propia compañía, The Mauretania Import Export Company. En esta época produjo American McGee Presents: Scrapland y diseñó American McGee Presents: Bad Day in L.A. Por otro lado, también dirigió la saga episódica American McGee’s Grimm. Su vuelta a Electronic Arts vino de la mano de la presentación de la secuela de su juego más famoso bajo el título de Alice: Madness Returns en 2011, disolviendo por el camino The Mauretania Import Export Company cuyas propiedades intelectuales fueron traspasadas a la compañía Spicy Horse.

Ha sido precisamente con Spicy Horse con quien ha colaborado en sus últimos proyectos: BigHead Bash, Crazy Fairies, Akaneiro: Demon Hunters, The Gate y Chains of Darkness. Tras ciertos proyectos de crowdfunding con resultados diversos, en 2016 se anunció el cierre de Spicy Horse. Actualmente está trabajando en Alice: Asylum, la precuela de la saga y que ha tenido diversos retrasos por problemas de financiación y por parte de Electronic Arts.

En este vídeo podéis ver una entrevista a American McGee en 2001, en el que habla de American McGee’s Alice:


Grandes Compañías XXX: Nintendo

A estas alturas del blog, parece un pecado mortal no haber hecho aún un artículo monográfico de Nintendo pero, probablemente, lo altamente conocida que es la compañía nipona hace que de vértigo abarcar un artículo sobre la misma. Nintendo es la compañía de videojuegos por excelencia, siendo la única que ha estado en el candelero durante prácticamente toda la historia de los videojuegos. Lo curioso es que no es que se trate de una de las compañías más longevas dentro del mundo de los videojuegos, sino que es una compañía que va más allá en el tiempo si no nos quedamos únicamente en el mundo del ocio electrónico.

El origen de Nintendo se remonta al siglo XIX, concretamente al año 1889 cuando fue fundada por Fusajiro Yamauchi. Su cometido inicial fue la fabricación de naipes tradicionales japoneses conocidos como Hanafuda que, posteriormente, fue complementando con otro tipo de barajas. Ya en esta época, Nintendo dio muestras de su capacidad de adaptarse a un mercado como el de entretenimiento que era muy difícil en aquella época: asociaciones con salones de juego; lanzamiento de barajas más económicas reduciendo los estándares de calidad; expansión al mercado occidental; e incluso un acuerdo con la compañía tabacalera Nihon Senbai para vender cartas junto a los paquetes de tabaco cuando la demanda se redujo debido a la guerra entre Japón y Rusia de 1907.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la compañía tuvo que hacer nuevas reinvenciones para sobrevivir en una sociedad que no tenía ya el ocio como una de sus prioridades. Intentó enfocar el negocio hacia los países no involucrados en el conflicto, en 1947 introdujo la producción en cadena y en la década de los 50 sustituyó el papel por el plástico como materia prima de sus productos. Además, en dicha década, consiguió un acuerdo con Disney para la utilización de la imagen en las barajas de los personajes de la productora para el páis nipón, lo que contribuyó a la popularización de la marca entre los niños. Esto terminó siendo un arma de doble filo, ya que la compañía terminó enfocando su producción en este público de forma casi exclusiva con eventos como los Juegos Olímpicos de Tokio.

La falta de productos para adultos provocó una caída en el mercado bursatil y la compañía intentó a la desesperada encontrar algún producto que provocara el resurgir de la empresa. Esto hizo que Nintendo se implicara en negocios tan dispares como el arroz instantáneo, los taxis o una cadena de «hoteles del amor». Tras estos fracasos y con deudas por primera vez, Nintendo decidió volver a su negocio original y empezó con la producción de juegos clásicos japoneses como el mahjong o el go. Pero el resurgir real de la compañía llegó de la mano de Gunpei Yokoi en 1966 con el lanzamiento de Ultra Hand, un juguete con una especie de brazo extensible y del que se hizo un homenaje en Nintendo Wii en 2010 bajo el título de Grill-Off with Ultra Hand! Este éxito llevó a Yokoi al puesto de ingeniero jefe de la compañía y Nintendo se diversificó hacia el mercado del juguete, el cual no era fácil ya que había compañías muy poderosas como Bandai.

Para competir con éstas, Yokoi ideó incorporar elementos electrónicos en los juguetes para añadir un valor añadido y productos como Love Tester, Ultra Scope o Lefty RX tuvieron una buena acogida. El despegue definitivo en este sentido vino tras un acuerdo con Sharp para la fabricación de unas pistolas electrónicas que tenían un funcionamiento similar a los actuales laser tags. Éste sería el preludio de la inclusión dentro de las máquinas arcades, ya que en 1971 lanzaría un simulador de tiro al plato conocido como Laser Clay Shooting System. Ya en esta misma línea se lanzaron nuevos arcades como Simulation System Wild Gunman en 1974, Shooting Trainer en 1976 o Battle Shark en 1977.

Sin embargo, estos productos no pueden ser considerados como videojuegos en sí, pero una vez metidos en el mundo de los salones recreativos (Nintendo incluso estaba involucrada en las infraestructuras), era el siguiente paso lógico. Entre la vorágine de las máquinas domésticas de Pong de la década de los 70, Nintendo lanzó Color TV Game en colaboración con Mitsubishi Electric y Ricoh. El primer videojuego arcade de Nintendo como tal fue publicado en 1978 y se trataba de Computer Othello, una versión del popular juego de mesa también conocido como Reversi. A partir de ahí salieron varios títulos más, creándose una división de videojuegos dirigida por el propio Gunpei Yokoi.

Esta división a principios de los 80 daría algunos de los videojuegos más populares como son los casos de Donkey Kong o Mario Bros. Esto llevaría a Nintendo a compartir el liderazgo del mercado de videojuego con otras compañías que habían empezado bastante antes en el mundillo como es el caso de Atari, SEGA o Taito. Tal fue el éxito de sus videojuegos, que consolas de la competencia (Atari 2600, Colecovision… ) los incluyeron en sus respectivos catálogos. Sin embargo, Nintendo aún no se involucró en el desarrollo de sus propias videoconsolas y se limitó a pequeños aparatos portátiles con pantallas LCD conocidos como Game & Watch que gozaron de gran popularidad gracias a su portabilidad.

No obstante, el siguiente paso era lógico y Nintendo se puso a trabajar en el desarrollo de su propia videoconsola, en busca de una máquina suficientemente potente como para hacer correr versiones decentes de sus videojuegos, pero que sus costes no excedieran lo financieramente viable. Dicho proyecto se puso en manos de Masayuki Uemura que, tras desechar numerosos prototipos, en 1982 se puso a trabajar definitivamente en lo que en julio de 1983 se presentaría como Nintendo Family Computer, más conocida como Famicom. La consola fue todo un éxito y en poco tiempo superó en ventas al producto análogo de SEGA, la SG-1000. Este éxito animó a Nintendo a salir de los límites de Japón y en 1986 se presentaría en Chicago la versión occidental de la Famicom bajo el nombre de Nintendo Entertainment System. El éxito en occidente fue similar y Nintendo pasó a ser una referencia mundial en el mundo del videojuego creando alguna de las sagas más conocidas del mundo del videojuego: Super Mario Bros, Metroid, The Legend of Zelda, etc…

El siguiente paso era aunar el la potencia de la NES con la portabilidad de los Game & Watch y, de nuevo, Gunpei Yokoi fue la solución a tal reto. Gracias a su trabajo, Nintendo lanzó en 1989 la Game Boy, una videoconsola portátil que, a la larga se convertiría en la línea de productos más longeva de la historia de los videojuegos (se descontinuó en 2001) y auténtica reina del mercado portátil, a pesar de que la competencia intentó desbancarla con productos de mayor potencia, como la Atari Lynx o la Game Gear de SEGA, pero que contaban con un precio más alto y una menor autonomía, que demostraron ser la clave del éxito de este sector. Además, ayudó a popularizar juegos como Tetris o Pokemon, que ayudaron a aumentar la popularidad de la compañía nipona. Un año más tarde, respondió al envite de la Mega Drive de SEGA en el mundo de los 16 bits con el lanzamiento de la Super Nintendo Entertainment System y que dio lugar a la conocida como la «guerra de los 16 bits» que, como empezaba a ser habitual, terminó con Nintendo como ganadora en términos de cifras de ventas.

Sin embargo no es oro todo lo que reluce y a mediados de los 90 empezarían los primeros reveses para Nintendo. De hecho, el primero de ellos sería el más sonado de toda la historia de Nintendo con el lanzamiento en 1995 de una nueva consola, Virtual Boy. Se trataba de una máquina que durante su desarrollo se anunció como una videoconsola portátil que nos trasladaba al mundo de la realidad virtual, pero el problema fue que no cumplía ninguna de las dos cosas. Resultó ser un armatroste nada portable y la supesta realidad virtual se limitaba a su aspecto de casco, pero en realidad contaba con una pantalla con tecnología LED roja que provocaba mareos y que simulaba un efecto tridimensional parecido al que posteriormente se usó para la Nintendo 3DS. Tal fue el fracaso de la consola que su catálogo se limitó a 22 títulos y dejó de fabricarse a los seis meses de su lanzamiento sin que ni siquiera llegase al continente europeo.

A este sonado fracaso se une el intento desesperado de alargar la vida útil de la Super Nintendo. Inicialmente se empezó por incorporar los chips Super FX a los propios cartuchos, lo que le daba nuevas posibilidades a los juegos pero, indudablemente, todo pasaba por una mejora en el hardware. Desde los primeros momentos se pensó en acoplarle un reproductor de CDs de forma similar a como Sega terminó haciendo con el Mega CD. De esta manera, Nintendo empezó a negociar con Sony (que ya le servía los chips de audio de su consola de 16 bits) para empezar el desarrollo del periférico, sin embargo, diferencias por el reparto de beneficios de los derechos provocó que Nintendo cambiase de socio y empezara las negociaciones con Philips. Esto se terminó volviendo en contra de la propia Nintendo ya que Sony no se tomo a bien el cambio de socio y aprovechó el trabajo en el proyecto para lanzar su propia consola: PlayStation. Dicha consola terminó por liderar el mercado de forma fulminante, el acuerdo con Philips no terminó de cerrarse y simplemente Nintendo cedió derechos de personajes para el CD-i. Al final Nintendo optó por lanzar una nueva consola en 1996 enfocada al 3D que continuaba usando la tecnología de cartuchos: Nintendo 64. Si bien no se puede decir que esta consola fuese totalmente un fracaso, si es cierto que se quedó muy lejos de la posición dominante de PlayStation y, además, la continuidad en el uso del cartucho hizo que sagas clásicas que siempre habían estado en nintendo como Final Fantasy se cambiaran a Sony ya que los nuevos complejos desarrollos del software necesitaba más memoria que la permitía el cartucho.

Esta nueva situación de posición no dominante hizo que Nintendo se planteara rápidamente en pasarse definitivamente a la tecnología del CD y en 2001 lanzó la GameCube con la idea de rivalizar con la PlayStation 2 de Sony y la recien llegada al mercado XBox de Microsoft. A pesar de ser junto a XBox una consola más potente que la de Sony, la idea de no darle características multimedia y un catálogo de third parties mucho más limitado que la de PlayStation 2 hizo que apenas se hiciera con una cuota de mercado muy inferior a la esperada.

Estaba claro que eran necesarios tiempos de cambio en la compañía y, tras 53 años en el cargo, Hiroshi Yamauchi daba paso a Satoru Iwata al frente de Nintendo en 2002. Esto produjo un cambio de rumbo en la compañía en busca de innovaciones que fueran más allá de la potencia en sí en las consolas. El primer paso era mantener la posición de liderazgo en el mundo de las consolas portátiles que mantenía con Game Boy Advance pero que se encontraba amenazada por la llegada de Sony a este mercado con la PSP. Para ello en 2005 Nintendo lanzó Nintendo DS con la utilización de dos pantallas, una de ella táctil, que consiguió ampliar el mercado a un publico que tradicionalmente no estaba interesado en los videojuegos y que terminó por denominarse como casual. Con ese mismo público objetivo, en 2006 lanzó la consola de sobremesa Nintendo Wii, que revolucionaba el mundo de los videojuegos con la utilización de un mando inalámbrico con reconocimiento de movimiento conocido como Wiimote. Con esta consola, Nintendo volvió a sus éxitos pasados y lideró las ventas de la séptima generación de consolas frente a PlayStation 3 y XBox 360.

En una línea continuista, en 2010 se lanzó Nintendo 3DS, similar a la anterior versión pero más potente y con la pantalla no táctil con un efecto 3D sin necesidad de periféricos. A pesar de un buen comienzo en ventas, la escasez de catálogo provocó una caida en ventas, además de que el 3D no era un aliciente suficiente para el público casual para la renovación de su consola por lo que, por primera vez, Nintendo tuvo que realizar una bajada drástica de precios en una de sus videoconsolas.

Errores similares cometieron con Wii U, la consola de sobremesa que se lanzó en 2012 que incorporaba un gamepad con pantalla. De nuevo, la escasez de catálogo debido al mal endémico que Nintendo arrastra con las third parties desde la época de Nintendo 64, acentuado por las características especiales del hardware de sus consolas de séptima y octava generación; y la falta de aliciente para los poseedores de una Nintendo Wii provocó uno de las mas graves situaciones de crisis en Nintendo. Esto provocó que de forma casi inmediata se empezara el desarrollo de una nueva videoconsola, Nintendo Switch. Un híbrido entre consola portátil y sobremesa que vio la luz a finales de 2016 y que, a pesar de contar con los mismos problemas de catálogo, parece hacer remontar a la compañía nipona en los últimos tiempos.

A Toda Máquina XXIX: Virtual Boy

Normalmente se hace una asociación lógica de Nintendo con el éxito, pero no en todas las ocasiones ha sido así. La compañía japonesa siempre ha tendido a la experimentación en lo que se refiere a mecánicas y hardware, lo que en ocasiones le ha dado como fruto grandes éxitos como es el caso de la Nintendo Wii, o fracasos como fue R.O.B. La consola que hoy nos ocupa entra dentro de esta categoría en la que una idea con potencial termina fracasando por no llevarse a cabo correctamente.

Estamos a mediados de los 90 y la tecnología acelera su desarrollo de forma exponencial. En lo que se refiere al mundo de los videojuegos aparece la renderización tridimensional al escenario y los ordenadores están a un paso de desarrollar todo un hito con la llegada del universo multimedia. En toda esta vorágine tecnológica, Nintendo se ve tentada por atraer a las masas con El Dorado de las tecnologías: la realidad virtual.

Dicho reclamo ya había sido utilizado por otras compañías como SEGA con títulos como Virtua Racing o Virtua Fighter que, aún siendo novedosos, se alejaban del concepto de la realidad virtual que nos podrían traer los títulos de cine. Simplemente el hecho de hacer uso de gráficos en 3D ya justificaba la coletilla «virtual», algo que en el caso de los videojuegos no era excesivamente grave, pero si en el caso del hardware que estaba preparando Nintendo, cuyas informaciones previas daban a entender algo distinto de lo que al final fue.

Bajo el nombre de proyecto VR32, Nintendo empezó a desarrollar una novedosa consola bajo el mando de Gunpei Yokoi, creador de la Game Boy y de los Game & Watch. Este proyecto era el objeto de deseo de Yokoi desde que un prototipo de casco con tecnología LED roja fue desarrollado por Reflection Technology en 1985, mostrando un videojuego de tanques a modo de demo. Dicho aparato mezclaba dos imágenes para conseguir el efecto 3D en la perspectiva del usuario. Irónicamente, SEGA había descartado dicha tecnología por el uso de un único color, pero Yokoi creía que daría un impulso al prestigio tecnológico de Nintendo así como una posición de poder respecto a la competencia.

De esta manera, la Virtual Boy vio la luz en 1995 con su lanzamiento en Japón el 21 de julio de 1995 y en Estados Unidos un mes más tarde. A pesar de la expectación previa, la consola se pegó tal batacazo en el mercado que Nintendo la descartó sin ni siquiera haber probado suerte en Europa. De hecho, el hardware dejó de servirse en Japón en diciembre de 1995, en menos de seis meses desde su lanzamiento. En Estados Unidos dicho parón sería en marzo del año siguiente, cuando apenas 22 juegos conformaban su catálogo.

Mucho se ha dicho sobre el motivo del fracaso de esta consola, pero más que de un factor, se trata de un cúmulo de circustancias. Primeramente hubo un problema claro en la campaña de marketing tal y como hemos comentado al principio. La Virtual Boy se vendió como una consola de realidad virtual y, de hecho, las primeras demos técnicas así lo mostraban. En el E3 se mostró Driving Demo, un vídeo en el que se mostraba la conducción de un vehículo en primera persona y que encajaba en el tipo de producto anunciado. Sin embargo, pocos títulos posteriormente fueron por este camino y apenas se utilizó dicha perspectiva, por lo que era más  una consola de imágenes 3D más que una de realidad virtual. Quizá si se hubiera vendido de esa manera hubiese tenido más éxito pues el 3D era igualmente atractivo para el público, como demostró la propia Nintendo varios años más tarde con Nintendo 3DS.

Por otro lado, estaba el diseño de la consola en sí que era muy mejorable. Como ya comentamos, Yokoi estaba entusiasmado con la tecnología desde el principio y su principal reto era conseguir realizar un desarrollo comercialmente factible. Finalmente Virtual Boy contaba con un diseño similar a los clásicos cascos de realidad virtual de las películas pero, en una decisión de diseño muy cuestionable, ¡no podía usarse como casco! La consola contaba con un soporte bastante endeble pensado para paoyar sobre una mesa o para jugar tumbado directamente en el suelo,,, dos soluciones mucho peores que las de simplemente poner una cinta y usarlo de casco, tal y como se puede ver en los diseños actuales. Esto hacía que la Virtual Boy se convirtiera en un híbrido entre consola portátil y de sobremesa, que no llegaba a satisfacer ninguna de las dos necesidades. Además, la consola provocaba mareos al poco de usarse y, de hecho, contaba con un sistema de autopausa para dar descanso al jugador.

Por último, estaba el interés de la propia Nintendo en el proyecto. Si bien había un cierto entusiasmo inicial, los esfuerzos de la empresa nipona se fueron focalizando en el desarrollo de la futura Nintendo 64. Pesos pesados de la compañía como Shigeru Miyamoto estuvieron más implicados en la nueva consola de sobremesa o en desarrollar ideas para Game Boy, y Virtual Boy quedó como el proyecto residual de la compañía. Esta falta de atención de la compañía, probablemente derivó en los problemas de diseño y marketing anteriormente mencionados, además de contar con un apoyo prácticamente nulo de otras compañías a la hora de desarrollar videojuegos.

En definitiva, una consola que no llego al año de existencia y que sus 700.000 unidades vendidas sirvieron para poco, siendo la consola peor vendida de la historia de Nintendo.

En este vídeo podéis ver el juego Mario’s Tennis de Virtual Boy:

Pink Goes to Hollywood (1993) [Mega Drive]

Cuando se tiene un personaje con potencial, casi que da lo mismo para que tipo de videojuego se utilice. Multiples son los casos en los que se coge un personaje popular y se le pone a realizar todo tipo de actividades variopintas. En esta categoría tenemos como máximo exponente a Mario que lo mismo te hace una receta en Dr. Mario, como se pone a conducir un kart en Super Mario Kart o se dedica al sector servicios con Hotel Mario.

El caso que hoy exponemos es el de la Pantera Rosa, un personaje cuya serie de animación – basado en los títulos de crédito de las películas homónimas – recaló entre los más pequeños, por lo que cualquier disculpa peregrina era suficiente para ponerlo a protagonizar un videojuego. Este es el caso que hoy nos ocupa, Pink Goes to Hollywood, en el que la simpática pantera rosada tendrá que visitar distintos sets de grabación em este título que salió en 1993 para Super Nintendo y Mega Drive, de la mano de TecMagik y Manley & Associates, aunque nos centraremos en la versión de la 16 bits de SEGA, ya que nos encontramos ante dos juegos distintos.

La idea en sí no tiene porqué ser mala, pero desgraciadamente no se le dio ningún desarrollo a la historia, más allá de una pequeña introducción inicial en el que se ve al Inspector Closeau persiguiendo a La Pantera Rosa hasta los estudios de MGM. De hecho, inicialmente de una forma un tanto absurda, aparecemos en una especie de cocina gigante donde se pueden tener acceso a los distintos sets de grabación, los cuales podemos visitar en el orden que deseemos.

Pink Goes to Hollywood es un clásico juego de plataformas en el que nuestro protagonista basará su avance en el salto y un guante de boxeo con un muelle que puede disparar. Aparte del número de vidas inicial, tendremos una barra de energía que ira bajando según impactemos con enemigos o proyectiles. Antes de cada nivel, nos encontramos con una pequeña fase intermedia en las bambalinas del estudio donde podemos ser atacados por cámaras, focos, sacos de arena, etc… Una idea no muy mala que, por desgracia, no está bien aprovechada, ya que es muy poco probable recibir los impactos suficientes para morir antes de llegar a la puerta de acceso al estudio, donde volverá a rellenarse la barra de vida.

El único objetivo en cada nivel es llegar a un punto en el que está definida la salida del mismo, apareceiendo de forma puntual un enemigo de patrón simple representado por el Inspector Closeau con un disfraz relativo a la fase en cuestión (Far-West, Robin Hood, película de terror, etc…).

Si bien existen ciertos enemigos que intentarán atacarnos y algún que otro puzzle, el sistema de juego se basa principalmente en la habilidad de salto. Esto de partida es una buena idea, sobre todo teniendo en cuenta el público al que va dirigido, sin embargo el control es bastante deficiente y duro, por lo que la precisión de dichos saltos se hace muy complicada y termina siendo bastante frustante avanzar en el juego en ciertos momentos. Además, el sistema de colisiones no está implementado correctamente lo que provoca un resultado dicotómico: en la parte positiva, los enemigos nos tienen que dar «de lleno» para herirnos, lo cual se agradece dada la particular anatomía del personaje protagonista; pero por la parte negativa, las plataformas cuentan con la misma deficiencia, por lo que nos veremos cayendo irremediablemente en más ocasiones de las necesarias.

Aunque graves, las únicas deficiencias reales son la falta de profundidad de la historia y el control, siendo el resto del juego un estándar de los plataformas de la época. Aunque el desarrollo pueda llegar a ser tedioso por los problemas de control, hay que decir que los niveles están diseñados con inteligencia. Hablar de curva de aprendizaje en un juego en el que se puede elegir el orden de las fases no tiene mucho sentido y, de hecho, el nivel de dificultad está bastante parejo entre unos niveles y otros.

Gráficamente, los únicos elementos reconocibles son protagonista y antagonista del juego. El resto de elementos del juego, tanto enemigos como escenarios, si bien se adaptan bien a la temática no son destacados especialmente y, en ciertas ocasiones, se ve una cierta dejadez en el diseño. La banda sonora está formada por diversas versiones de la famosa melodía de Henry Mancini, con el reconocible estilo de sonido de Mega Drive.

En definitiva, un plataformas bastante estándar y representativo de su época, que podría haber tenido un resultado más digno si se hubiese tratado con más mimo.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Masaya Nakamura, ¿el padre de Pac-Man?

El reciente fallecimiento de Masaya Nakamura ha provocado que la prensa generalista se acerque al mundo de los videojuegos, un hecho que, por suerte, cada vez es más habitual, lo que deja patente el calado que tiene este medio en la sociedad actual. Sin embargo, esos acercamientos en muchos casos no son exactos y cuentan con titulares que buscan el acceso rápido a pesar de que no sea del todo cierto.

El de Nakamura es uno de estos casos, ya que se le ha concedido la «paternidad» de Pac-Man para favorecer un titular impactante pero que es inexacto. En honor a la verdad, hay que decir que Pac-Man es obra de Toru Iwatani, un veterano programador que tiene en su haber otros títulos como Pole Position o Pac-Mania. Nakamura, como gerente de la empresa fue responsable de la contratación del propio Iwatani y de poner el dinero necesario para la producción y distribución. No obstante, la falsa paternidad no desplaza a Nakamura como figura importante del mundo de los videojuegos.

Tras licenciarse como ingeniero naval en el Instituto de Tecnología de Yokohama, Nakamura empezó como un pequeño empresario al fundar en 1955 la compañía Nakamura Manufacturing, comprando dos caballos mecánicos que colocó en los grandes almacenes Mitsukoshi y encargándose él mismo de su mantenimiento. El éxito de dichos caballos mecánicos fue tal, que los propios almacenes encargaron a Nakamura que ampliara el negocio a otros departamentos.

En la década de los 70, la empresa de Nakamura ya empezaba a producir sus primeros juegos arcade con tecnología de proyección electromecánica, como es el curioso caso de F-1, un videojuego que proyectaba sobre una pantalla la imagen de un bólido de juguete y un circuito sinfín. De ahí, Nakamura empezó a ver el potencial de los videojuegos y empezó a fichar a ingenieros para la creación de sus propios videojuegos. Además, en 1974, compró a Atari su división japonesa que acababa de cerrar, ganando en esta lucha a la mismísima SEGA. De esta manera, la compañía de Nakamura, que pasó a llamarse Nakamura Amusement Machine Manufacturing Company (Namco), se convirtió en el principal distribuidor de Atari en Asia.

Aparte de los productos de Atari, Namco lanzó sus propios videojuegos de éxito como Galaxian, Galaga o el propio Pac-Man, que terminó de consolidar a la compañía a nivel mundial, además de convertirse en el icono más reconocible de los videojuegos. Como hemos indicado al principio, la autoría real del Comecocos es de uno de los fichajes de Nakamura, Toru Iwatani, aunque se cuenta que la denominación del juego fue una idea del propio Nakamura en referencia al sonido que hacía el personaje protagonista.

A partir de ahí, el éxito de Namco es pura historia de los videojuegos que llega hasta nuestros días. Nakamura intentó diversificar a la compañía entrando en el mercado de los videojuegos electrónicos portátiles, creando una cadena de salones arcade e incluso comprando la productora de películas Nikkatsu, que acababa de entrar en bancarrota, en la que centró buena parte de sus esfuerzos en su última década como CEO de la compañía.

En 2002 dejó su puesto como principal responsable de Namco y paso a tomar un puesto honorífico en la misma. En 2007 recibió por parte del gobierno japonés la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro con Roseta, reconociendo su aportación a la industria japonesa. A partir de ahí y hasta su muerte, Nakamura fue invitado a diversos eventos del mundo de los videojuegos, como en 2010 con la inauguración del Salón de la Fama de los Videojuegos, incluyendo a Pac-Man en ese propio acto conmemorando su 30 aniversario.

En este vídeo podéis ver el arcaico F-1:
Y en este otro, una versión de su mítico Pac-Man:

Promanager: PC Fútbol, droga en el quiosco

Portada de Promanager: PC Fútbol, droga en el quioscoTras el lanzamiento (y éxito) de los dos volúmenes de Ocho quilates y de Obsequium, en mi canal de YouTube tuve una agradable charla con su autor, Jaume Esteve sobre lo divino y lo humano. En dicha ocasión, hablando de sus futuros proyectos, me indicó que estaba preparando la edición de un libro sobre el nacimiento, vida y muerte de la que posiblemente sea la saga de videojuegos de mayor éxito en España: PC Fútbol. Más de un año después tenemos la posibilidad de tener dicho libro en nuestras manos.

Que Jaume Esteve se interesara por PC Fütbol no es una casualidad, al término de la segunda entrega de Ocho Quilates ya indicó que le producía mucho interés la transformación de Dinamic en Dinamic Multimedia y como la compañía de los hermanos Ruiz prácticamente fue la única que sobrevivió al convulso final de la Edad de Oro del Soft Español. Promanager: PC Fútbol, droga en el quiosco, aunque se centre en el manager futbolístico, si nos desgrana las claves del resurgimiento de Dinamic y, sobre todo, las verdaderas razones de su cierre, ignorando todo tipo de leyendas que se generaron en su momento.

jaume-esteveEl libro comienza con la agradable sorpresa de contar con un prólogo de Míchel, futbolista que representa el comienzo de la saga aunque no con su denominación final, ya que Míchel Fútbol Máster Super Skills supone el germen de la idea y, de hecho, es así como comienza el libro. El texto se divide en cuatro actos denominado con juegos de palabras entre conceptos futbolísticos e informáticos.

pc-futbol-4-0-screenshot-01La primera parte abarca desde el lanzamiento de Míchel Fútbol Máster Super Skills hasta el primer título bajo el marchamo de PC Fútbol, pasando por Simulador Profesional de Fútbol, el que sería considerado el «primer» PC Fútbol y con el que se inició el mercado a través de kioskos que tantos réditos le dio a la compañía de los hermanos Ruiz. La segunda parte se concentra en el desarrollo desde la tercera entrega hasta la sexta que, bajo el paraguas de Hobby Press representó una evolución brutal tanto económica como creativa.

pcfutbol-2001La tercera nos comenta el desarrollo desde la séptima entrega hasta PC Fútbol 2001, la salida de los hermanos Ruiz de Dinamic Multimedia, la venta de Hobby Press a Axel Springer, y los diversos hechos que llevaron a la desaparación de Dinamic Multimedia y, por tanto, a la de la saga. Por último, la última parte del libro nos lleva al intento fallido del resurgimiento de la saga por parte de Gaelco y Planeta, con los desastrosos resultados que todos recordamos.

jaume-esteve-real-madridEl libro cuenta con la habitual forma narrativa de Jaume Esteve, de agradable lectura pero llena de información basada en las entrevistas con los protagonistas de la época, lo que nutre al texto de todo tipo de anécdotas y datos que en algunos casos aporta información nueva y en otros desmiente ciertas leyendas que se tomaban como ciertas. En estas entrevistas tienen un peso importante los hermanos Ruiz, en especial Gaby, sin embargo, para contrarrestar el halo romántico y optimista que los Ruiz suelen poner a sus recuerdos, Esteve cuenta con una buena parte de la plantilla de la época en el libro como Carlos Abril, Óscar García o Marcos Jourón.

pcfutbolDe hecho, es en la segunda y tercera parte del libro donde se centra la historia y, sobre todo en la última, quedan ganas de saber un poco más de las épocas anteriores y posteriores, aunque esto quizá podría venir en un futuro libro sobre Dinamic Multimedia desde una perspectiva más general o una visión del software español en la década de los 90.

Desde el punto de vista físico, el libro tiene un aspecto similar a los trabajos anteriores editados por Ocho Quilates, si bien en esta ocasión, nos encontramos con alguna errata de imprenta de más (alguna nota del autor se ha «colado» en el texto final), que probablemente se corrijan en ediciones posteriores, y ciertas capturas de pantalla no terminan de verse del todo bien al estar el libro impreso en blanco y negro, por lo que las imágenes que cuentan con el césped virtual tienen ciertos problemas de contraste.

Mi ppcfutbol-7No obstante, estas pequeñas taras son minucias con una visión global del libro. Promanager: PC Fútbol, droga en el quiosco es igual de bueno e interesante que las obras anteriores de Esteve aunque, como pasaba con Obsequium, nos encontramos con un producto más de nicho al centrarse únicamente en PC Fútbol y quizá cierto lector generalista hubiese querido más información de otros entresijos de Dinamic Multimedia. Esto, lejos de ser una crítica, lo dejo como propuesta futura a Jaume Esteve, ya que seguiremos estando atentos a cualquier obra que salga de sus manos.