Power Blade (conocido como Power Blazer en Japón) es un videojuego desarrollado por Nat)sume y distribuido por Taito en 1991 de forma exclusiva para la Nintendo Entertainment System. Se trata del típico juego de acción de la 8 bits de Nintendo, donde se aúnan las características de los videojuegos de plataformas, con el más puro género de acción.
El título tendría un buen resultado en los potentes mercados de EEUU y Gran Bretaña, cosechando una buena acogida por parte de crítica y público, lo que terminaría derivando en el lanzamiento de una secuela en 1992 bajo el título de Power Blade 2, pero que no tendría tan buena aceptación como la entrega original e incluso tendría críticas bastante duras por parte de la prensa especializada.
Power Blade nos sitúa en 2191, cuando la Tierra se está recuperando de años y años de cruenta guerra. En algún lugar del planeta se encuentra el computador maestro, que contiene una base de datos con información vital de la Tierra que, en manos equivocadas, podría ser el fin de la humanidad. Dicho computador es atacado por seres extraterrestres, lo que está provocando el mal funcionamiento del computador maestro. Esto provoca que Nova tenga que hacerse cargo de la situación y arreglar el computador, para lo que tendrá que reunir seis dispositivos de almacenamiento, defendidos por las fuerzas hostiles, para finalmente acceder al computador y restaurarlo.
Power Blade nos presenta una perspectiva bidimensional, con scroll horizontal y vista lateral, típica de los videojuegos de acción de NES. Nuestro personaje contará como arma principal con el Power Blade, un boomerang de energía que podrá lanzar en las ocho direcciones básicas. Este arma puede ser mejorado (número de boomerangs, poder de los mismos…) a lo largo de los niveles recogiendo distintos power-ups. La vida de nuestro protagonista está representada por una barra de energía, que se verá reducida si es alcanzado por un enemigo, perdiéndose una vida si ésta se acaba (lo cual también ocurrirá si hay una caída desde gran altura o se acaba el tiempo límite para el nivel).
El título se encuentra dividido en siete niveles. Los primeros seis se desarrollaran en los distintos sectores donde tendremos que conseguir las cintas de almacenamientos, para lo cual tendremos que enfrentarnos con un guardián más poderoso al final de cada nivel. Una vez tengamos las seis cintas, accederemos al computador maestro, para el enfrentamiento final con el jefe de los extraterrestres.
Para analizar el nivel técnico del título, hay que tener en cuenta que Power Blade se desarrolló en 1991, en pleno ocaso de la NES que se veía superada por las máquinas de 16 bits que empezaban a copar el mercado. Por esto, aunque tiene un nivel gráfico de los más destacados del catálogo de la consola, se ve muy superado por otros títulos de la época. Sin embargo, es de destacar la complejidad de los niveles y la suavidad del scroll, lo que permite una experiencia de juego muy fluida. Un caso parecido ocurre con el apartado sonoro, que se mueve por los estándares de la consola.
En este vídeo podéis ver cómo es el juego:
Mi historia con este juego es (cuanto menos) peculiar: recuerdo comprarlo de cuando fue lanzado en España en 1991, y terminarlo en la primera partida. Así, tal cual. De hecho fui a la tienda y, con la ventaja que tenía de que me conocían y era cliente habitual, logré convencerles de devolver el juego a cambio de otro que costaba exactamente lo mismo: Super Mario Bros 3. Pero la historia no acaba ahí. Al cabo de varios meses, mientras mi cabeza explotaba de euforia cada vez que jugaba una partida al Mario (no nos engañemos: a más de 30 años vista y por más Uncharted, Last of Us y demás juegos de siglo XXI que han sacado no han superado el encanto y la fantasía de la vieja escuela), sentía añoranza del Power Blade y lo acabé recomprando. El motivo (entre otros): lo divertido que es, y el placer de escuchar su emotivo tema final al terminarlo. Me da igual si suena carca, aquellos juegos poseían algo que en mi opinión se ha perdido con los años: el simple deseo de ofrecer algo entretenido que te diese una pizca de felicidad. La inocencia de aquella época, de cuando un videojuego lo jugabas entero en un par de horas y te sacaba la sonrisa.