A mediados de los 90 los videojuegos 3D empezaban a entrar con fuerza en el mercado, primeramente en los salones arcades y progresivamente en los hogares con la culminación en el catálogo de Sony PlayStation. A la hora de crear un videojuego tridimensional, el género de conducción se acoplaba perfectamente al poder crear unos circuitos cerrados que no requiriesen un mapa especialmente extenso y que ello además ayudara a la sensación de velocidad. Durante todo ese proceso de paso del 2D al 3D, diversos fueron los intentos de llevar la sensación de los arcades de conducción a dispositivos domésticos. Es evidente que las consolas de videojuegos tenían la limitación técnica definida de inicio pero en el caso del PC, el hardware iba evolucionando de forma contínua y ese camino fue más progresivo.
En ese punto intermedio se encuentra el título que hoy nos ocupa: Screamer. Su lanzamiento en 1995 coincide con un momento de paso de los procesadores 486 a Pentium y, de hecho, necesitaba una máquina de este último tipo para poder funcionar correctamente, lo que limitaba su público pero dejaba impresionado a aquel que fuera capaz de hacerlo correr. El título fue desarrollado por la compañía italiana Graffiti (actualmente Milestone) y distribuido por Virgin Interactive de forma exclusiva para PC bajo el sistema operativo MS-DOS.
Screamer se encuentra altamente inspirado por títulos como Ridge Racer o Daytona USA, por lo que nos encontramos con un juego de conducción arcade donde no solo nos enfrentamos al resto de corredores sino también al reloj, teniendo que completar los puntos de checkpoint antes de que se consuma el tiempo. Esto se puede realizar a traves del modo Normal con una carrera única o en un modo Campeonato por puntos con un sistema de competición por divisiones según la dificultad: Amateur, Pro y Bullet. Por otro lado, se cuenta con tres modos especiales: Time Attack, Cone Carnage y Slalom.
Una vez comenzada la carrera en cualquiera de estos modos es cuando el juego demuestra todas las capacidades que tiene, no desmereciendo a ningún juego arcade similar. Se nos permite hasta cuatro perspectivas del coche según nuestra preferencia de conducción en primera o tercera persona y contamos con una interfaz muy completa pero no invasiva sobre sus impresionantes circuitos.
Screamer fue todo un reto técnico ya que el equipo de desarrollo pretendía realizar cosas para las que el hardware de los PCs aún no estaban preparados. Como hemos dicho anteriormente, el juego requería como mínimo de un Pentium, ya que la técnica de renderizado era a través de software, ya que las tarjetas aceleradoras no eran aún ni populares ni accesibles. El título exprime al máximo las máquinas hasta el punto de que algunos modos de juego no estaban disponibles si no se tenía al menos 12 MB de RAM, una cantidad considerable (y cara) para la época. En reediciones posteriores de Screamer, así como en sus secuelas, si se implementó la posibilidad de utilizar tarjetas aceleradoras 3D lo que liberaba de trabajo a la CPU y permitía una experiencia más fluida en máquinas más limitadas.
A pesar de estas limitaciones, Screamer fue bien acogido por la crítica que lo ponía a la altura de títulos de PlayStation, destacando principalmente su apartado técnico. Este éxito llevó a que se lanzara justo un año más tarde Screamer 2 en una secuela de corte continuista y con menos relevancia que el primer título. Probablemente esto fue lo que provocó que en la tercer entrega se cambiara la orientación del producto hacia un punto más realista y en 1997 se lanzó Screamer Rally. Completando la saga y la variedad de subgéneros, en 2000 se lanzó Screamer 4×4 ya sin la participación de los desarrolladores originales.
En este vídeo podéis ver cómo es el juego: